La fotografía fue capturada en la aldea de Manzanar, ubicada en la Araucanía Andina, entre Curacautín y Malalcahuello. Después de varias horas de viaje desde Santiago, llegué al acogedor calor de la cabaña que me esperaba en medio de un bosque de Robles. Despojado de toda preocupación, el cansancio del viaje quedó en un segundo plano, y aprovechando las últimas luces del día tuve la intención de disfrutar aquel primer atardecer.
Manzanar. Novena Región 2011 |
El corazón al galope al darme cuenta que estaban todos los actores reunidos para una gran obra teatral: abundantes nubes recorriendo el borde de las altas cumbres, un viento fuerte, pero gentil, que las empujaba cuesta arriba para seducir a la vegetación, y finalmente, los colores rosáceos de una luz mágica que llenó de acuarelas el cielo. La complicidad del momento me sugirió una exposición larga, de varios segundos, para representar aquel espectáculo inolvidable. Estuve tres semanas en la aldea de Manzanar, y solo el primer día, cuando llegué, se conjugaron las condiciones de luz y formas para esta fotografía. Pude establecer una conexión emocional con el paisaje, y descubrir, o quizás ser descubierto, por una bella imagen, donde una parte de mí quedaría representada en este registro visual.