Con el Otoño caen las hojas, conservando delicadas manchas de color antes de secarse por completo. A veces la fotografía se nos presenta durante la aventura, pero otras veces, con decidida voluntad salimos en busca de ella. Llevamos en el ojo de nuestra mente una nítida visualización del concierto de luz y orquestada composición que nuestro corazón suplica por capturar.
Reserva Nacional Alto Biobio. Novena Región 2011 |
La historia de esta imagen no es técnica, sino más bien emocional. Era muy temprano y afuera la temperatura era bajo cero. El pasto cubierto con un velo de escarcha y humito blanco saliendo por mi boca. En ruta desde Malalcahuello hacia la Reserva Nacional Alto Biobio el camino estaba resbaladizo por la fina capa de hielo en su superficie. El auto alcanzó a mostrar cinco grados bajo cero. La reserva está en el ultimo tramo chileno antes de cruzar hacia Argentina, en plena cordillera de Los Andes. El paisaje andino era hermoso. Tenía a mi disposición montañas por doquier, pero escogí un retrato íntimo del frío imperante: hojas congeladas. No hay palabras precisas para describir la belleza de la escarcha abrazando las piedras, pasto y ramitas. Estaba feliz observando el contorno blanco de las hojas congeladas. El frío era brutal, como estar, literalmente, dentro de un refrigerador, pero el calor de la emoción fue el mejor abrigo.