La Magia de lo Inesperado

Con los años se aprenden los gajes del oficio, la planificación se va sintonizando perfecta con cada etapa, y la imagen que salimos a buscar no es resultado de la casualidad. Pero lo lindo de la fotografía de naturaleza es que siempre recibimos maravillosos regalos como premio a nuestra constancia por estar afuera. Es lo que podríamos llamar magia de lo inesperado. Es bueno tener una ruta a seguir, pero debemos estar siempre abiertos para aceptar los desvíos no señalizados. En el camino menos transitado podría estar aquella imagen que resonará eterna en la memoria.


Manzanar. Novena Región 2011

Así es la historia de esta fotografía. Venía de vuelta de recorrer un sendero a lo largo del río Cautín en la Araucanía Andina. Quise aprovechar las ultimas luces del día, pero la inspiración no me acompañó, y volvía a la cabaña con las manos vacías, pero no desilusionado, sino contento por la caminata. Entonces, el cielo se veía demasiado iluminado para ser el atardecer. De pronto, un añoso Roble sale de mi campo de visión, y ahí estaba ella. Una Luna casi llena colgada en un cielo aún azul. Blanca, grande y redonda. La hice protagonista de mi composición, acompañándola con un pedazo de bosque nativo, allá alto en la cumbre, teñido de un delicado rojo.