Emoción y Técnica Fotográfica

La Fotografía de Naturaleza es una disciplina emocional. Entonces, ¿cómo llevar las emociones a un lenguaje visual?. La traducción del sentir en un registro gráfico supone un gran desafío. Es aquí, justamente, donde la Ciencia Cognitiva nos puede ayudar una enormidad.

Primero, debemos saber que nuestros procesos mentales son controlados por dos partes distintas del cerebro: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Para efectos nuestros, podemos simplificar la descripción y decir que el hemisferio derecho controla las emociones, mientras que el hemisferio izquierdo la técnica. Emoción y técnica. Los dos aspectos que permiten lograr una gran imagen de Naturaleza. El desafío, y la clave para el éxito, es aprender a lograr el balance adecuado entre la emoción y la técnica, es decir, aprender a utilizar de manera efectiva el hemisferio derecho e izquierdo de nuestro cerebro. ¿Cómo?. Con mucha práctica y siguiendo algunos consejos sencillos.

Si bien no se puede generalizar de manera absoluta el proceso, pues todos pensamos y sentimos de manera distinta, ciertas recomendaciones nos dan luces de cómo avanzar. Sabemos por experiencia que tenemos motivos favoritos para nuestras fotografías, y que cuando los encontramos, sentimos unas ganas tremendas de capturarlos en una imagen. Todo parte con la emoción, el hemisferio derecho. Pero, si en ese momento, llenos de emoción, intentamos la fotografía, el resultado será demasiado subjetivo, pues no habrá sido traducido al lenguaje de la técnica, el hemisferio izquierdo. La traducción es necesaria, pues permite transmitir visualmente lo que sentimos a quien contemple nuestra imagen.

Las decisiones las toma una parte del cerebro a la vez, y no las dos al mismo tiempo. Por eso debemos aprender a pasarnos de un lado a otro. Con la emoción a flor de piel estamos siendo controlados por el hemisferio derecho, y para pasarnos al hemisferio izquierdo debemos hacer algo racional. Buenos ejemplos son verbalizar o escribir lo que más nos gusta del paisaje, pero sin ideas generales, sino específicas. Con este simple ejercicio pasaremos el control al lado izquierdo del cerebro, y podremos traducir con la técnica fotográfica la emoción que sentimos.

Quiero destacar lo valioso de hacer el ejercicio anterior. Si grabamos nuestra voz en el celular, o bien lo escribimos en un cuaderno, podremos comparar nítidamente la intención original con la imagen final. Con ideas específicas sabremos qué elementos del paisaje refuerzan el mensaje. Si creemos bueno incluirlos, usaremos un lente angular, pero si el motivo es un detalle único, escogeremos un teleobjetivo. Así, el ejercicio incluso nos puede ayudar a encontrar la mejor longitud focal.

Para terminar, hago notar que la intuición es controlada por el hemisferio derecho del cerebro, por lo que siempre será recomendable seguir el susurro del corazón metafórico, pero debemos ayudar a traducir la emoción, por más sutil que sea, con el lado izquierdo del cerebro.