La visualización es un proceso clave en fotografía creativa. Requiere hacer uso de la imaginación de manera activa para formarse una buena idea de cómo sería la imagen final. Con la visualización se restringe el dominio del azar y se avanza en la búsqueda del estilo personal. Para que el ejercicio sea efectivo, se debe estar familiarizado con el equipo fotográfico y entorno natural, reforzándose así las decisiones emocionales por sobre las decisiones técnicas. Personajes famosos han dicho que con el dominio de la visualización se da el gran paso hacia la fotografía creativa de naturaleza. El concepto es muy interesante, porque nos dice que cuando apretamos el botón, la imagen ya está terminada en nuestra mente. Nótese cómo la idea anterior proyecta en la captura el procesamiento. En efecto, la visualización nos dirá cómo componer, capturar, procesar y presentar la imagen final.
Volcán Lonquimay. Malalcahuello. Novena Región 2011 |
Me arranqué una semana a la Araucanía Andina. El Sur me recibe con una copiosa lluvia. El corazón se alegra, porque después de la lluvia el cielo queda limpio, con nubes de belleza inigualable. El segundo día el Sol pegaba fuerte, y partí rumbo al volcán Lonquimay. El espectáculo era sobrecogedor. La cumbre del gigante de piedra era recorrida por juguetonas nubes danzando al compás del viento. Entonces, ésta fue mi visualización: despertar una respuesta emocional conjugando el contraste entre la dureza del volcán y la suavidad de las nubes. Para conservar la mística de la Montaña quería eliminar los detalles en las nubes, siendo la opción primera una exposición larga. Pero, con luz fuerte y dura el desafío era mayor. Con el teleobjetivo lograría una composición íntima, y a la vez, evitaría las viñetas al enroscar varios filtros de densidad neutra. Al final, con 14 pasos menos de luz, alcancé 25 segundos de exposición, suficientes para vestir, metafóricamente, al Lonquimay con una túnica de seda blanca, completando así la visualización original del ojo de mi mente.